El daño neurológico supone, tanto para la persona que lo sufre como para sus familiares, un momento de crisis vital, tanto personal como social. El acompañamiento que ofrecemos en Reintegra, la calidad del tratamiento, la aceptación y el poder abordar a la persona de una forma global es un motivo para mí de gratificación personal.
La psicología tiene muchas formas de entender al ser humano y a partir de ahí se generan diferentes estrategias para ayudarle a que tenga una vida lo más satisfactoria y plena posible. En mi caso, fue la Terapia de Familia la que me pareció que ofrecía una visión del ser humano más completa, o al menos una visión desde donde yo, como profesional, podría ofrecer una intervención más eficaz. Cuando terminé la carrera de Psicología, realicé el Máster de Terapia de Familia y de Pareja y posteriormente lo complementé con Formación en Psicodrama.
Cómo llegué a trabajar con personas con daño neurológico y con sus familiares fue algo accidental, aunque una vez que entré en este mundo me apasionó. El proceso de aceptación de los cambios producidos por un daño neurológico supone un gran reto para la persona que lo sufre y para su entorno. Acompañarles en este proceso, ayudarles a comprender estos cambios y así posibilitar la aceptación de los mismos es muy satisfactorio personalmente.
Profesionalmente es apasionante poder aprender cómo funciona el cerebro, su importancia en todo lo que hacemos y somos. Desde lo más evidente, como las consecuencias físicas, hasta las cuestiones más sutiles, como los cambios en la personalidad.
Creo que lo que más puedo aportar a personas con daño neurológico y a sus familiares es la energía positiva, la ilusión y sobre todo el sentirse aceptados y valorados. El daño neurológico supone una alteración vital a muchos niveles, uno de ellos y a veces muy desconocido, es el aislamiento social. Las personas con daño cerebral viven una experiencia que provoca cambios que muchas veces son de difícil comprensión para el entorno, incluido el más íntimo y cercano: la parte física resulta obvia y como tal recibe más aceptación; pero otros cambios, a nivel emocional, de carácter, relacionados con cómo es la persona, son más sutiles y de difícil comprensión y aceptación por los demás. Esto puede derivar en un progresivo distanciamiento de la familia más extensa, amigos y otras relaciones, por la dificultad en comprender lo que está sucediendo. La aceptación y la valoración positiva de quién eres en este momento creo que es mi aportación más valiosa.