Creo que una de las cualidades de mi trabajo como fisioterapeuta es que te hace reflexionar y reinventarte cada día ya que cada paciente es un mundo y eso te impide estancarte.
Para mi una de las mejores sensaciones que hay respecto al trabajo en el ámbito de la fisioterapia neurológica, es sentir la confianza y el agradecimiento de los pacientes durante y después del periodo de tratamiento… Podría decirse que los vínculos que se crean con algunos pacientes, el sentir que de verdad les has ayudado a conseguir sus objetivos o metas tras mucho esfuerzo (por ambas partes, tanto suyo como del fisio), me reconforta y motiva para seguir haciéndolo. Aunque no siempre ocurra así por diversos motivos, las veces que lo hace es lo que más me gusta de mi trabajo.
Creo que ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes neurológicos es una de los aspectos más importantes en la rehabilitación.
En mi caso lo que me motivó a ser fisioterapeuta y decantarme por la rama de neurología fueron por un lado las prácticas que tuve durante la carrera, ya que trabajando en este ámbito fue donde más realizada me sentí y lo que más curiosidad despertó en mi, y por otro lado creo que también motivos personales influyeron en mi decisión sin ser del todo consciente. De pequeña viví de cerca la Enfermedad de Parkinson y sentí que quería dedicarme a algo que ayudase a estos pacientes y también a sus familias a llevar mejor su enfermedad y mejorase, aunque fuese solo un poco, su día a día.
Pienso que a cada paciente le aporto una cosa distinta dependiendo de sus personalidades o de sus estados de ánimo o necesidades. Les intento aportar siempre visión positiva a la vez que realista de sus tratamientos y recuperación. Muchos de estos pacientes suelen estar bajos de ánimo o incluso deprimidos. Creo que además del tratamiento de fisioterapia es importante escucharles siempre y conocer su visión de las cosas. Intento siempre hacer eso y a la vez que no se vayan de la sesión sin haberse reído al menos una vez.