Fanpse 2020 La Re-Estructuración del YO

 

El pasado fin de semana, acudí como en anteriores ocasiones, al Congreso Nacional de Neuropsicología, organizado por la FANPSE (#congresoFANPSE2020). Tuve la oportunidad de aprender de las últimas investigaciones en el ámbito de la neuropsicología, aplicada a campos como las demencias, trastornos del neurodesarrollo, daño cerebral adquirido y enfermedades mentales.

También, el papel que pueden aportar al ámbito clínico de la neuropsicología y las neurociencias tecnologías innovadoras como la estimulación cerebral no invasiva, o técnicas de neuroimagen con funciones cada vez más depuradas y avanzadas. Me resultó de especial interés la conferencia inaugural, a cargo de Gabriele Caetano sobre la promoción de la salud cerebral, lo que implica que la neuropsicología se adentra en el campo de la prevención y promoción de la salud. Una oportunidad única de por fin adelantarnos a la aparición de las patologías, y aportar desde la solidez científica que da la evidencia como el estudio presentado (Brain Health Initiative) estrategias e intervenciones que pueden mejorar la calidad de vida de las personas y alargar el tiempo del que disfrutemos de nuestra salud cerebral. Una cuestión de tremenda relevancia, porque atendiendo a la Organización Mundial de la Salud, la combinación de enfermedades mentales y cerebrales será de largo el principal problema de salud de nuestra sociedad en los próximos años.

Desde Reintegra, también aportamos nuestro granito de arena a los contenidos del congreso, organizando una mesa en la que participamos Gustavo Cuberos (neuropsicólogo de la Asociación de Familiares y Afectados por Ictus de Granada), Aurora Lassaletta (Psicóloga Clínica y superviviente de un traumatismo cráneo-encefálico) y yo mismo (Igor Bombín, neuropsicólogo y director clínico de Reintegra).

Mesa Redonda, La Re-estructuración del YO como un objetivo principal de la rehabilitación neuropsicológica

La ponencia giró en torno a la re-estructuración del YO como un objetivo principal de la rehabilitación neuropsicológica, y de la neuro-rehabilitación en sentido general.

¿Qué significa esto de la re-estructuración del YO?

(¡Que no os asuste la terminología!). Las personas que trabajamos con pacientes neurológicos (con algún tipo de alteración o daño cerebral), y en concreto los que nos dedicamos al ámbito del daño cerebral adquirido (ictus o accidentes cerebro-vasculares – ACV-, traumatismos cráneo-encefálicos, tumores cerebrales, etc.) somos conscientes de una realidad dramática que acompaña a estas patologías: la persona que ha sufrido un daño cerebral experimenta un cambio sustancial en su YO, en quién es en lo más íntimo de su ser, de su esencia. Un cambio de su personalidad, de su carácter, del YO: la parte esencial de nosotros mismos, que nos diferencia de los demás, y que es el resultado de nuestra experiencia vital y también de nuestra herencia genética modulada por la experiencia. El CÓMO somos, que incluye la personalidad, carácter, nuestros principios y valores, motivaciones, filias y fobias, opiniones, etc. Esa parte esencial común a todos mis diferentes YO-es: YO-padre, YO-esposo, YO-amigo, YO-trabajador, YO-vecino, YO-deportista, YO-activista, etc. La parte de nosotros mismos que entendemos como “inmutable” o que esencialmente ha sido la misma desde que tenemos uso de razón…
Este es probablemente el mayor drama, el mayor peso para el paciente y su familia derivado del daño cerebral: la percepción de haber dejado de ser uno mismo. Derivado de esta ruptura del YO, surge la crisis o cuestionamiento, e incluso el abandono del proyecto vital: ¿cómo voy a seguir persiguiendo lo que hasta ayer eran mis sueños, mis objetivos vitales si ya no soy quien era? ¿si ya no tengo las  mismas capacidades, o incluso los mismos intereses? De la misma manera, que las personas más allegadas (pareja, familia) se pueden plantear una pregunta similar en cuanto al proyecto vital común.
Por este motivo, en la exposición que realizamos entre los tres ponentes, insistimos en la necesidad de que la rehabilitación neuropsicológica vaya más allá de la mejora de las habilidades cognitivas (atención, memoria, lenguaje, razonamiento, etc.). Entender que la restitución y compensación de estos procesos cognitivos es solo parte del trabajo que hemos de realizar; y que un objetivo fundamental de nuestro trabajo como neuropsicólogos es la re-estructuración del YO. Es decir, acompañar y asistir al paciente en generar un nuevo YO, una nueva identidad, que no va a poder ser la que era antes de la lesión cerebral, pero que por otro lado supere las limitaciones, los aspectos que generan sufrimiento del YO resultante tras el daño cerebral. Un nuevo YO que traiga consigo un nuevo proyecto vital que persiga la auto-realización personal, que sea genuinamente motivador e ilusionante. Los que leáis nuestro blog con asiduidad, os recordará a un post que realizamos sobre la misma cuestión, y que os recomiendo releer para recordar algunas de estas ideas  “La rehabilitación neuropsicológica: más allá de mejorar la cognición…
la re-estructuración del YO como objetivo fundamental de la neuro-rehabilitación

Explicar el cómo se lleva a cabo este trabajo resultaría muy largo (sin duda, nos supuso un reto dar una visión de este trabajo en tan “solo” 90 minutos) y complejo para quienes no estamos metidos de lleno en esta profesión apasionante. Pero no puedo dejar de señalar algunas herramientas que considero fundamentales, y en mi ponencia traté de enfatizar:

  • Fomento de la Metacognición

    Del conocimiento de uno mismo, no sólo de saber cómo funcionan los procesos cognitivos, sino además, cómo regula el YO las emociones, cómo gestiona las interacciones con los demás, cómo es su relación con el mundo exterior.  La re-estructuración del YO, de quién es la persona con la que tratamos, requiere por un lado integrar y asimilar quién es ahora (el nuevo YO resultante tras la lesión cerebral), que este nuevo YO es diferente al YO que le ha acompañado durante toda su vida,  y que probablemente haya partes de este nuevo YO que al paciente le cueste ver y asimilar como propios. Sólo desde ahí, desde esta toma de conciencia de quién es y de quién quiere ser, puede comenzarse el trabajo. En el modelo de trabajo que presenté, presentaba la metacognición como este “conocimiento pleno” de uno mismo, para desde ahí, tomar el control y redirigir el YO a un nuevo plan vital.

  • La alianza terapéutica con el paciente

    Esto es, entender que este trabajo sólo se puede realizar a través de una relación honesta y de aceptación entre el paciente y el terapeuta. Imaginaos lo que supone el trabajo de enfrentar a la persona a su nuevo YO procurando que lo acepte (a pesar de las sombras), de tratar de inculcar cambios significativos en la persona,  de que comprenda que algunas conductas que realiza, hacen sufrir a los demás… Estos cambios se pueden producir gracias a la relación entre paciente-terapeuta, en la que el paciente se sienta genuinamente aceptado y comprendido, y que perciba al terapeuta como un auténtico aliado en su proceso de reconstrucción identitaria.

  • La familia como colaborador indispensable

    La familia ha de ser consciente de lo que se está abordando, y colaborador necesario del cambio. Es sin duda el mejor aliado del paciente y del proceso rehabilitador, además de ser co-partícipe del plan vital del paciente (del previo y del nuevo). Habitualmente, suelen ser los primeros en percibir el cambio del YO del paciente y los primeros que han de hacer el duelo por el YO perdido y aceptar el nuevo YO. Además, a la hora de trabajar sobre el nuevo plan vital del paciente, ineludiblemente, la familia ha de ser co-partícipe de este proceso porque serán co-protagonistas. Por todo ello, es imprescindible ver a la familia, tanto como aliados del proceso, como destinatarios del proceso de intervención: su propio proyecto vital se ha visto truncado y también tenemos que ayudarles o acompañarles en su propio proceso de aceptación y re-formulación de su nueva vida.

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En fin, es un tema apasionante del que podría estar escribiendo páginas y páginas… Como terapeuta o neuropsicólogo, me parece que esta forma de entender nuestro trabajo le dota de un especial sentido e interés, porque realmente es donde aportamos algo significativo al paciente y su familia. Me gustaría señalar que he aprendido esto gracias a grandes maestros y compañeros generosos, pero sobre todo, gracias al trabajo cotidiano con los pacientes que han dado sentido a la teoría. Espero haber y estar correspondiendo.

Igor Bombín.

Neuropsicólogo y Director de Reintegra

Oviedo, a 11 de marzo de 2020

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