El ictus o accidente cerebrovascular afecta alrededor de 125.000 personas al año, dándose con mayor frecuencia en personas que superan los 70 años de edad, siendo, además, la principal causa de muerte entre las mujeres, y también la primera causa de discapacidad en los adultos.
Pero, ¿qué podemos hacer ante un ictus?, ¿cómo actuar ante un caso de ictus que esté ocurriendo en nuestra presencia? Si conseguimos tratarlo dentro de las 3 horas desde que se desencadenó, maximizamos las opciones de recuperación de la persona que lo haya sufrido y reducimos la gravedad de las secuelas.
Para poder actuar correctamente, lo primero que debemos saber es cómo identificar un caso de ictus.
Los síntomas principales que pueden estar indicando que la persona que está con nosotros está sufriendo un ictus, son los siguientes:
Dolor de cabeza intenso y de aparición brusca, a veces acompañado de sensación de mareo, vértigo o incluso vómito.
Pérdida de fuerza o sensibilidad que afecta a un lado del cuerpo (izquierdo o derecho): conviene pedirle que levante los dos brazos, que sonría, valorar si puede caminar, tocarle en ambos lados del cuerpo; y estar pendiente de que un lado del cuerpo responda peor que el otro.
Alteración del habla: la persona intenta articular palabras, pero no puede, da la sensación de que no “las encuentra”. O por el contrario, habla, pero lo que dice no tiene ningún sentido; o muestra dificultades para comprender órdenes sencillas (ej., levanta los dos brazos, sonríe, etc.).
Pérdida de la capacidad de visión: visión borrosa, pérdida súbita de parte del campo visual.